Aún resuenan en los oídos las quejas de los miles y millones de hinchas en todo el país después de la pésima actuación y la increíble parsimonia que tuvo la presentación del equipo de Francisco Arce en la derrota ante Olimpia en nuestra propia casa.
Los hinchas del conjunto capitaneado por Juan Gabriel Patiño en su mayoría no objetan la derrota, ya que en el fútbol se puede ganar, perder o empatar, sino la forma que jugó Cerro Porteño, con un desgano increíble ante un precario rival que tampoco ofreció mucho fútbol, pero si ganas de vencer.
La primera consecuencia y la más grave de la pésima presentación ante los Franjeados fue la perdida de la confianza de la mayoría de los fanáticos del Ciclón, no solo en el equipo, sino también en el técnico y hasta en la propia comisión directiva; la mayor decepción de la masa se llevó el ofensivo Claudio Aquino, que en las postrimerías del encuentro malogró un penal que, de convertirse en gol, eliminaba de toda competencia internacional al eterno rival; porque esa es la premisa, el folclore dentro del deporte, dejar fuera al archirrival de cualquier torneo, es lo normal y hasta obligatorio incluso cuando no este escrito en ningún contrato ni reglado en ningún lugar del mundo, hay un compromiso tácito entre jugadores y la afición.
Pero la herida del hincha recibió más sal y tuvo más laceración cuando se conoció el desenlace del partido entre Peñarol vs. Colón, duelo que se saldó con una victoria del conjunto Carbonero, el penal desaprovechado por el atacante argentino dio vida al equipo de Julio César Cáceres.
La derrota en la última fecha del grupo G cambió radicalmente los pensamientos de ciertos cerrista, que pidieron que se haga «el vacío» al equipo en su próximo compromiso internacional, pedido polémico, pero entendible luego de que fueron con enormes ganas de ver triunfar al equipo y no vieron lo soñado, sino el horror de una derrota casi inesperada.
Por último, solo queda volver a creer y alentar como siempre al equipo, Cerro Porteño es extraordinariamente grande, volverá a levantarse y volverá a triunfar; de igual forma, sería bueno que un jugador rompa el silencio, salga a dar la cara y pida disculpa por el traspié al pueblo Azulgrana, con ese gesto el dolor de los corazones heridos, tal vez, se apacigüe.