En el mundo del fútbol paraguayo dicen que hay una ‘pelea subterránea’ entre Óscar Harrison, presidente de la APF, y Alejandro Domínguez, presidente de la CONMEBOL, esto sería uno de las razones debido a lo cual los jueces paraguayos no arbitran torneos internacionales, si eso es cierto alguna vez saldrá a luz el motivo, pero que tras cada encuentro por el campeonato local los árbitros justifican ampliamente el no estar en competencias de la CONMEBOL ni de la FIFA nadie puede negar.
Los dos últimos partidos de Cerro Porteño (Olimpia y Sportivo Luqueño) fueron palco de la incapacidad de los jueces para pensar lo mejor de ellos o decididamente perjudicaron al ciclón de adrede por manos negras de algún dirigente del fútbol. Se puede pensar de un árbitro que es inepto cuando cometen errores contra los dos rivales en campo, pero no cuando inclinan su decisión hacia uno de los equipos.
En el polémico juego entre auriazules y azulgranas, los capitaneados por Pablo Aguilar se cansaron de agredir a Diego Churín, capitán azulgrana, por la cara y por el cuello ante la pasividad negligente del árbitro Derlis López; para pensar bien del juez, digamos que solo fue ‘ineptitud’. En todas las faltas el irresoluto López aplicó el ‘siga, siga’, esto ocurrió en el trascurrir de todo el encuentro, inclusive cuando el rioplatense recibía trompadas directas, como corolario de su despiste arbitral, López pitó un penal que fue más teatro que veraz a favor del conjunto local.
Hoy por hoy el mejor 9, por lejos, del balompié paraguayo es el argentino Diego Churín, lo demostró ante Olimpia y ante Luqueño, pero su talento y capacidad jamás fueron cuidados por los árbitros. En el duelo ante Olimpia aún está fresca en la memoria del aficionado azulgrana la violente patada de Richard Ortiz y la trompada de Alejandro Silva al delantero del ciclón que ni el VAR ni Carlos Paul Benítez, juez principal, sancionaron siquiera falta común.
La decepcionante gestión arbitral es uno de los motivos de la ausencia de los hinchas en los escenarios deportivos. Los dirigentes tienen en sus manos solucionar el tema arbitral, de lo contrario nuestros estadios serán cada vez más grandes y vacíos, porque no hay nada más doloroso para el hincha que ir al estadio y ser estafado por decisiones injustas de los colegiados.
En fin, cuando Cerro Porteño ya no pueda pelear el título los árbitros darán faltas inexistentes al equipo de Facundo Sava, eso para que el aficionado piense que también se equivocan a favor del ciclón; por ahora, es bueno que los árbitros paraguayos no salgan afuera, pues no son de confianza.