Aún no acaban los estruendos del último superclásico paraguayo y el sabor amargo del hincha azulgrana todavía no pasa, por dos motivos: el empate del rival en los últimos estertores del encuentro y la pésima actuación del árbitro que tuvo mucha influencia en el resultado final.
El juez del partido, Carlos Paul Benítez, llego con mucho estruendo para el enfrentamiento entre las dos casacas tradicionales del fútbol nacional, supuestamente se lo preparaba para ser, por largo rato, el «superárbitro» del siempre complicado clásico guaraní, pero el esteño tuvo una actuación decepcionante perjudicando netamente al equipo local. Expulsó de manera casi correcta al volante Ángel Lucena, pero perdonó increíblemente a Richard Ortiz y a Alejandro Silva de la expulsión.
Hasta ahora, ningún miembro de la Comisión Directiva azulgrana ha manifestado una opinión de manera contundente o que presentaran un reclamo oficial a la Comisión de Árbitros de la APF para pedir un fuerte castigo para el malísimo arbitraje de Benítez, no puede aducir el juez que no vio la irresponsable falta de Richard Ortiz ya que fue un sus narices y solo por fortuna no reventó a Diego Churín, el mismo jugador recibió una trompada del uruguayo Alejandro Silva en la jugada que antecede al empate final del visitante.
Está en la mano de la directiva pedir que Benítez nunca más arbitre un juego del ciclón, de lo contrario si vuelve ayudará de nuevo a su equipo de corazón con sus errores grotescos y asustadores para los azulgranas, es bueno creer que fueron errores sentimentales nada más, para no pensar de lo peor del arbitro y los somnolientos encargados del VAR.