Noche Azulgrana: volvió el pueblo y algo de fútbol

by Diario Cerrista
Noche Azulgrana: volvió el pueblo y algo de fútbol.

En la Nueva Olla, Cerro Porteño venció con angustia al Oriente Petrolero boliviano por 2-1, el juego jamás tuvo ropaje de «amistoso», ya que fue disputado de manera intensa por los jugadores de ambos elencos.

El inicio del partido fue netamente del cuadro albiverde, y si no fuera por la extraordinaria gestión del reaparecido Jean Paulo Fernandes, que tuvo tres tapadas magnificas más el penal atajado al delantero Leonardo Villagra, el ciclón podía ser goleado en los minutos iniciales del duelo internacional.

A los 20 minutos llegaría el primer gol del partido por intermedio del talentoso, Henry Vaca, con un potente remate espectacular que se coló en el ángulo del golero local. El lance demostró las urgencia de un central de categoría en filas del equipo de Francisco Arce, los foráneos desnudaron en todo el primer tiempo y demostraron la fragilidad del sistema de contención en Cerro Porteño; definitivamente Robert Piris no sirve para ocupar la zaga central, en el segundo tiempo apareció en el mediocampo y demostró toda su ductilidad en el sector a favor del equipo.

Al inicio de la segunda fracción apareció Rodrigo Delvalle en el centro de la defensa al lado de Juan Patiño, el canterano no cumplió su cometido, se mostró inseguro en la marca y cometió faltas innecesarias.

Entre los dos volantes de contención y salida fue un poco mejor el trabajo de Cardozo Lucena, ya que Rafael Carrascal se mostró muy lento en varios minutos del partido, en ese lapso del encuentro Patiño empato con un frentazo tras un muy buen centro de Enzo Giménez, el segundo de los azulgranas fue obra del paraguayo Leonardo Villagra en contra, que así completó su fatídica noche.

Por otro lado, el juego demostró que Robert Morales está muy bien y que le falta muy poco para ponerse en ritmo y volver a ser aquel temible goleador.

Lo bueno y destacable de la Noche Azulgrana fue la presencia en masa de la maravillosa y fiel hinchada del ciclón —más de 25.000 almas— que puso la fiesta en las gradas desde temprano y disfruto con todo del agónico triunfo.